Miré por la ventana. Ya era de noche… es que las tardes se me pasaban volando desde que chateaba con él… ¿que quién era él? Yo creo que era un ÁNGEL…
Bueno, volviendo a la vida real no, no era un ángel, pero era de lo más parecido… Llevaba chateando con David unos tres meses. Mi nombre es Selena, por ese entonces tenía 15 años, y soy de una ciudad llamada El castillo. Soy castaña, no muy alta ni tampoco muy baja, y tengo los ojos azules. Tengo un cuerpo aceptable, no me puedo quejar aunque no salgo mucho como para lucirlo. David era de un pueblecito de El castillo, cerca de donde yo vivo. Se llama Luna. Él era… perfecto. Castaño, con unos ojos verdes muy llamativos. Su cuerpo era perfecto. Tenía todos sus músculos y su tableta... y eso que sólo lo había podido ver por fotos... Puesto que vivíamos cerca, habíamos planeado algún que otro encuentro, pero nunca pudimos ir, cada vez por una razón diferente. Pero yo a pesar de eso estaba muy feliz... La razón, es que mi madre se había quedado embaraza y quería que mi pequeño nuevo hermano creciera en un pueblo pequeñito, donde pudiera tener más libertad. Y... sí, mi madre había escogido el pueblo donde vive David. Él aún no lo sabía, pues era una sorpresa. Yo le había dicho que iría a otro pueblo diferente.
-¡Selena a comer!
-¡Ya voy!
Esa era la voz de mi hermana pequeña, Evelyn aunque solíamos llamarla Eve. Tenía 10 años y era rubia con un pelo larguísimo. El ojito derecho de la familia...
-Mamá, ya estamos viviendo entre cajas y embalajes, ¿cuándo vamos a irnos de una vez?
-Lo siento hija, aún hay cosas que hacer, cuando Pedro nos avise, podremos irnos.
Pedro era el actual novio de mi madre. Era buena persona, y la quería mucho. Lo que siempre me ha gustado de él, es que no ha querido reemplazar a mi padre, que en paz descanse.
Mi padre murió cuando mi madre estaba embarazada de Eve, así que Pedro siempre ha sido un padre para ella...
Mi madre, Irina, era muy guapa. Se conservaba muy bien, y era joven. Tenía solo 29 años. Me tuvo cuando era demasiado joven.
-Pero Selena, ¿por qué tienes tanta prisa? Pensé que te gustaba vivir aquí.
-Es que quiere ver a su novio David, lo he leído en su diario-dijo mi hermana mientras se reía.
-Cállate enana, sabes que no es verdad... además ¿quién te ha dejado entrar en mi cuarto? Mamá te juro que pondré un cerrojo cuando lleguemos a Luna.
-Además, echarás de menos a Lucía, ¿no? Luego no me vengas llorando...
Ahí me dejó callada. Lucía era mi mejor amiga. Nos lo contábamos TODO, y sí que la iba a echar de menos.
-¡Chicas! ¡Partimos mañana!-Gritó Pedro entrando por la puerta.
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