lunes, 16 de agosto de 2010

Cap.53 Vivieron felices, y comieron perdices

10 Julio
Me desperté con el llanto de mi pequeño David, que dormía en una pequeña cuna a mi lado. Tenía su propia habitación, pero es muy pequeño aún y trajimos su cuna a la mía. Fui a cogerlo y lo tuve en brazos mientras lo mecía para que se durmiera, aún faltaba un ratito para despertarnos. Hoy, 10 de julio, era la boda de mi madre y Pedro. Por fin, iban a ser marido y mujer, algo que llevaban mucho tiempo esperando.
-Cariño, ¿se duerme o voy yo? Que tienes que descansar-me dijo Jonathan.
Sí, estaba durmiendo en mi casa. Necesitaba ayuda con mi niño, y como mi madre estaba liada con la boda, él vivía allí, temporalmente claro. En cuanto pudiéramos, nos alquilaríamos algún pisito barato, donde vivir los tres juntos.
-No, tranquilo, ya se está quedando dormido.
Cuando se durmió, lo dejé otra vez en la cuna y me acosté.
-La próxima vez me toca a mí Sel, que siempre te levantas tú y no es justo.
-Vale, por mi encantada-los dos nos reímos y volvimos a dormirnos.
Ahora sí, era el despertador. Pero no era para la boda, no, era para otro biberón.
-Sel, apaga el despertador, que vas a despertar a tu madre y como no duerma va a ir al altar lleno de ojeras.
-Sí Jonathan, yo lo apago, pero tú le das el biberón.
Hizo lo que dije, y se levantó a darle el biberón. El niño era muy bueno, se lo tomaba todo y se quedaba dormido como si nada. Solo, que algunas noches lloraba, pero pocas, y el niño eligió la peor.
Volvió a acostarse, y no nos levantamos más hasta que sonó el despertador, pero para la boda.
Mi madre se había ido ya hace unas horas, por el tema de arreglarse el pelo, y todo eso. La arreglan en la casa de su amiga, ya que aquí se arreglaría Pedro. Jonathan y yo nos hacíamos cargo de los pequeños de la casa, de vestirlos y eso.
-Jonathan, voy a despertar a Eve, y a decirle que se bañe, tú mientras ve bañando al bebé.
-Claro cariño, pero no tardes, sabes que poner pañales no es mi fuerte-dijo sonriendo.
Fui a la habitación de Evelyn y la desperté, aunque me costó porque esa mañana se puso muy remolona.
-¿Dónde está mamá?-dijo adormilada.
-Se ha ido a la casa de Marga, está arreglándose. Venga, que te tienes que duchar y vestir.
La llevé al baño y la dejé duchándose, después fui a planchar su vestido, el mío, y el traje de Jonathan. Al pequeñín también le planché el suyo, que le compramos un mini-traje de chaqueta muy lindo.
De camino a mi habitación para llevarles los trajes a mis hombrecitos, me encontré con Pedro.
-Vaya, ¡qué guapo!-dije sonriendo-¿Necesitas ayuda en algo?-llevaba ya
-Tú sí que vas a ir preciosa. No, gracias, mis ayudantes están abajo esperándome.
Él se fue para abajo, y yo seguí mi camino.
-Toma los trajes Jonathan, ¿has terminado con el niño?
-Sí, te lo dejo en el cambiador, para que le pongas el pañal y lo vistas.
-Espérate, que voy a por mi hermana.
Fui al cuarto de baño y seguía metida en la ducha.
-Evelyn, sal ya-no me contestó, así que se lo volví a decir-Eve, venga sal ya que tienes que vestirte y tengo que peinarte-seguía como si nada-¡Eve! ¡Que salgas ya!-le grité.
-¡Que sí, que ya salgo!
Salió y se fue a su habitación a vestirse.
Yo volví al cuarto y me puse con el bebé.
-Sel, ¿estás bien?-me dijo Jonathan un tanto preocupado.
-Sí, voy muy apurada, pero merece la pena, el día y mi madre, merecen la pena.
Le cambié el pañal a mi niño, y le puse el trajecito.
-¡Ole! ¡El niño más guapo de toda la boda!-grité entusiasmada
-¡Además de verdad! Si es que tiene a quien salir, ven aquí con tu padre-dijo y lo cogió.
Después me bañé, que por cierto me sentó genial.
-Voy a hacerle el peinado a Evelyn, tú vigílalo en la cuna, y vístete, que después vendrá Eli a peinarme a mí y yo me vestiré, que vamos a llegar tarde-le dije a Jonathan entrando por la puerta.
Fui al cuarto de mi hermana y llamé a la puerta.
-¡Entra!
-Venga Evelyn, voy a peinarte.
-Selena, a mí no me gusta este vestido, es muy feo. ¡Yo quiero algo rosa!-Eve iba vestida con un vestido de tirantas blanco cortito fresquito, el mismo que llevaba Jennifer, ya que una llevaría los anillos, y otra llevaría las monedas.
-Pero Eve, ¡vas preciosa! Qué envidia, yo también quiero ponerme allí, al lado de mamá, al lado de ¡los novios! Tú y Jennifer tenéis mucha suerte, sois como princesitas allí sentadas.
-Entonces me gusta-dijo sonriendo.
Le sequé el pelo, y le pasé un poquito la plancha.
Después le cogí dos mechones de pelo a los lados de la cara, se los hice trenzas, y los puse con una horquilla que llevaba una flor en la parte de atrás de la cabeza.
-¡Pero si vas a ser la más guapa!
-Oye, ¿está despierto ya David?
-No lo sé, ve a mirarlo.
Mientras ella cogió camino hacia mi cuarto, yo recogí todas las cosas que había usado para peinarla, que no tardé nada y me fui hacia mi cuarto. Iba llegando, cuando la vi salir de mi habitación corriendo.
-¡Qué asco! Selena, ¡Tu novio está desnudo en tu habitación!
-Es que se está cambiando, boba. Baja y abre la puerta, que están llamando.
Entré en la habitación y ya estaba casi vestido, le faltaba la camisa.
-Oh, ¡qué sexy!
-Qué susto, creí que era tu hermana otra vez.
-Sí, podías haber echado el pestillo.
Entonces llamaron a la puerta de mi habitación.
-¡Selena! Soy Eli, ¿se puede?
Jonathan se puso la camisa rápidamente y se sentó en mi cama.
-Claro, entra.
Entró y dio una vuelta, tipo modelo.
-Vaya Eli, vas fantástica
-No tanto como vas a ir tú, venga, que es hora de arreglarte. ¿Te has bañado?
-Sí, ya me he bañado.
-Pues ala, papi llévate a David y déjanos solas. ¡Anda! ¡Mi David! Lo siento, es que he venido muy alocada, ven aquí cariñito-dijo dirigiéndose a mi hijo y cogiéndolo en brazos. Le dio un beso, y se lo dio a Jonathan-venga papá, adiós.
Jonathan salió de la habitación y Eli se vino hacia mí.
-Siéntate en la cama. Quiero que cierres los ojos, y no los abras hasta mi señal.
-Vale, yo me dejo llevar.
Me diréis loca, pero me quedé dormida, sí, ya tenía que estar cansada… Cuando me desperté-porque ella me llamó-me miré al espejo, estaba preciosa. Llevaba un recogido muy lindo, y me había maquillado también.
-Selena, ponte el vestido ya que es la hora de irnos.
Me puse mi vestido, precioso por cierto, y bajé abajo.
Mi vestido era color morado, de una sola tiranta y por debajo de la rodilla. Llevaba unos tacones a juego y los pendientes y accesorios de un color más claro.
Cristina iba a venir a recogernos en el coche, las chicas y David iríamos con ella, y Jonathan iría con Pedro y los demás hombres.
-¡Selena! Cristina está aquí-gritó Evelyn.
Jonathan me dio un corto piquito, y después le dio un beso en la mejilla a mi bebé. A continuación, salimos afuera y nos montamos en el coche de Cristina. Eli y ella se montaron adelante, y las niñas, David y yo nos sentamos atrás.
No tardamos mucho en llegar, esperamos a Pedro en la puerta de la iglesia. Cuando llegó, entró y se esperó en el altar a que llegara mi madre.
Tardó unos diez o quince minutos, y por fin llegó.
-Venga mamá, todo el mundo te espera, eres la protagonista-le di un beso en la mejilla y entré.
Me senté en un banco delantero, con la familia. Que, hablando de familia, estaba allí toda. Menudo día me esperaba, todo el mundo querría ver a mi niño, como es normal.
Empezó la musiquilla habitual de las bodas, y entraron mi hermana, Jennifer, y una sobrina de Pedro.
La sobrina de Pedro iba adelante con una cestita tirando flores, mi hermana llevaba las monedas, y Jennifer llevaba los anillos.
Tras ellas, entró mi madre cogida del brazo por mi abuelo, estaban guapísimos.
Llegaron al final del pasillo, donde se encontró con Pedro, y comenzó la misa.
Yo di gracias a mi bebé, de que no se hubiera puesto a llorar ni nada, porque entonces le quitaría el protagonismo a mi madre. Durante la misa, estuve muy nerviosa, pendiente de que todo fuera bien. Jonathan, estaba a mi lado y lo notó.
-Cariño, relájate y disfruta.
Y así lo hice, disfruté al máximo de la boda.
-Pedro, ¿aceptas a Irina como legítima esposa, en la vida y en la muerte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?-dijo el cura.
-Sí, quiero-dijo sonriéndole.
-Irina, ¿aceptas a Pedro como legítimo esposo, en la vida y en la muerte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?
-Sí, quiero.
-Puedes besar a la novia-dijo el cura, y se besaron.
En ese momento lo supe, mi vida y la de mi familia empezaban una nueva etapa, la etapa en que seríamos feliz, por siempre.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este capitulo:)
    Espero que no sea el final quiero saber que va a pasar con Selena, Jonathan y David :)
    Un beso y cuidate =)

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