20 Septiembre
Querido diario:
“Parece que fue ayer cuando llegué a Luna. Ahora llevo aquí unos tres o cuatro meses viviendo.
A mi hermana, le compraron el perro, y a las dos semanas se hartó de él y me toca a mí cuidarlo. Se llama Toby y es más mono… Me hace caso en todo y es muy inteligente.
El resto del verano lo pasé con David y su familia en un hotel, donde celebramos su 17 cumpleaños.
Me lo pasé muy bien, pero eché de menos a mi Toby. Aunque al menos conocí a sus padres, Alejandro y Sara, muy amables por cierto.
Respecto al disco, lo llamé y quedé con él, para ir a tomar un café, pero no con Antonio, sino con su hijo Javier, el verdadero dueño de la discográfica. Quedamos en que me llamarían cuando terminaran el proyecto en el que estaban trabajando, y que no tardarían más de un mes”
Cerré mi diario, y me quedé embobada pensando.
Estaba nerviosa porque sólo faltaba una semana para mi cumpleaños, y tenía que organizarlo todo.
Lo que no me faltarían, serían invitados. Ya habían empezado las clases y David me presentó un montón de gente. Entre ellos, Esther. Estaba en mi clase, era rubia, guapísima y muy inteligente. Estaba enamorada de Rafa. Rafa, era altísimo, moreno, tenía casi 18 años. Él ya no estudiaba, no se le daba muy bien, así que ayudaba a su padre en su bar. Él también estaba enamorado de Esther, pero nunca se lo habían dicho.
Había conocido mucha más gente, pero ellos eran los más importantes. Pero para importante, mi LULÚ. Ella seguía siendo mi mejor amiga, y a la que quería mucho.
Al final había conseguido salir con Cristian y estaban muy contentos.
-¿Qué haces princesa?
-Nada, pienso en mis cosas.
-Ven aquí, que tus niños te echamos de menos.
David estaba tumbado en mi cama con mi Toby. Me puse allí y estuvimos jugando con el perro, hasta que nos cansamos, Toby se quedó dormido y nos quedamos hablando sobre mi cumpleaños.
-Pero a ver Selena, ¿Qué tipo de fiesta quieres?
-Quiero una que nadie olvide.
-Pues entonces, tiene que ser con música, habitaciones disponibles y barra libre.
-¡Pues así será!-dije muy contenta.
-Pero princesa, ¿y tu familia qué?
-Ellos pasarán ese fin de semana fuera de todas formas.
-Ah, ¡entonces genial! ¿A quiénes vas a invitar?
-¡A todos los que pueda y más!
-Vale vale, ya lo pillo.
Después empezamos a hablar de un tema más íntimo, de la virginidad. De NUESTRA virginidad. La verdad es que queríamos que la primera vez fuera muy especial, y en el sitio y momento adecuado. No es lo más apropiado, pero nosotros habíamos puesto fecha para hacerlo, y sería el día de mi cumpleaños. Confiábamos en que todo saldría bien.
-Princesa, ¿Sabes que te quiero muchísimo, no?
-Sí, pero yo más-le sonreí ampliamente.
Estuvimos un rato abrazados peleando por ver quién quería más a quién y después se fue a casa, puesto que al día siguiente había instituto. Así que yo me duché y me acosté.
Pasados unos días, me desperté notando húmeda mi cara. Toby me estaba chupando otra vez.
-Toby, para ¡para! ¡Que me haces cosquillas! ¡Te vas a enterar tú!- lo cogí y empecé a rascarle la tripita y soplarle en las orejas.
Me levanté, y me preparé para ir al instituto. Bajé a desayunar y cuando escuché el sonido de la moto de David, salí a la puerta.
-¿Estás lista princesa?
-Sí.
Me monté en la moto y me llevó al instituto. Nos dimos un beso en la puerta y él fue hacia su clase, y yo hacia la mía. Allí ya estaba Esther sentada en nuestros pupitres.
-¡Selena!
-¡Esther!
-Llegas tarde.
-Como siempre- las dos sonreímos y me senté en mi pupitre, unido al suyo. Entonces entró el maestro por la puerta.
-Tengo que corregir unos exámenes, así que hacer las actividades del tema siete- nos ordenó el maestro.
-Tía Esther, ¿Qué día es hoy?
-Jueves 25 Septiembre. ¡Tía! ¡Dos días para tu cumple! No se habla de otra cosa en todo el instituto.
-Sí, tengo muchas ganas.
-Todo va a salir genial.
-Eso espero... Oye Esther, ¿cómo va la cosa con Rafa?
-Pues simplemente no va... Está todo el tiempo trabajando con su padre y cuando sale, le da vergüenza pedirme que vaya con él... Yo estoy empezando a creer que no le gusto-dijo Esther en un tono triste.
-Ya verás como si le gustas, ¡en mi fiesta se te lanzará!
-Dios te escuche…
-Señoritas, me pareció haberles dicho que tenían ustedes tarea.
-Si profesor-dijimos al unísono y nos pusimos a hacer los deberes, no queríamos catear.
Sonó el último timbre, y me fui hacia la puerta, donde había quedado con David.
-Qué rápido se me ha pasado el día.
-Pues a mí no, princesa.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Llevarte a casa.
-Me refiero a después, tonto.
-Iré a casa a comer y estudiaré un poco. ¿Y tú?
-Tengo que llevar a Evelyn al dentista y de paso paseo a Toby.
-Bueno princesa, pues quedamos mañana para ayudarte con la fiesta. ¿A qué hora se van tus padres?
-Se van temprano, sobre las siete, para llegar temprano al hotel donde se alojan.
-Está bien, me pasaré por la mañana.
Cuando llegué a casa, mis padres se acercaron a mí.
-¡Tenemos tu regalo de cumpleaños!-dijo mi madre ilusionada.
-¿Qué? Pero si con la fiesta me sobraba tontos…
-¡Yo se lo doy, yo se lo doy!
Mi madre le dio un sobre a Eve, y ella me lo dio a mí.
Abrí el sobre, y vi dos vales para una sesión en el Spa.
-¡Gracias!
-De nada.-Contestó Pedro y me abrió los brazos para que lo abrazara, y así lo hice
-Puedes llevar contigo a alguna amiga-dijo mi madre.
-O a David-añadió David.
Subí a mi habitación muy ilusionada y me tumbé en mi cama con mi Toby. Se me olvidó por completo lo del dentista de Evelyn, la llevaría mi madre supongo. Estuve tonteando con el perro y escuchando música en el mp4, hasta que me quedé dormida.
Cuando me desperté eran las cuatro de la mañana, había dormido todo el día.
No tenía mucho sueño, pero debía dormir, así que tras muchas vueltas conseguí dormir.
Por la mañana me sonó el despertador del instituto, que no me acordé de quitarlo, ya que ése día no iría al instituto. Ya no podía dormir, por lo que bajé abajo, y ya no había nadie, se habían ido sin ni siquiera despedirse. Cogí una manzana, y volví a subir arriba, donde encontré una nota.
“Cielo, nos hemos tenido que ir pronto, porque el hotel si no llegamos a la hora prevista le da nuestra habitación a otra familia. Te hemos dejado mucha comida en la nevera y en la despensa. Sé que puedo confiar en ti y que la casa está en buenas manos.
Diviértete en tu fiesta cariño. Te quiero, Mamá”.
“¡Genial! Todo el fin de semana con David” Pensé para mis adentros.
Entonces sonó la puerta.
“No se puede hablar ni pensar en nadie…”Volví a pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario