jueves, 29 de julio de 2010

Cap.11 Fue tan especial...

Fui corriendo a abrir la puerta, y allí estaba él, guapísimo por cierto. Llevaba una camiseta azul y unos vaqueros.
-¿Llego a tiempo o ya se han ido?
-Tarde, se han ido antes de que me despertara.
-Valla, yo que le traía bombones a tu hermana…-me guiñó un ojo y sonrió.
-Ningún problema, ¡esos los guardo yo!
Le quité la caja y empezamos a reírnos. Entramos y se sentó en el sofá mientras yo desayunaba algo.
-Oye, voy a subir arriba a hacer la lista de bebida y comida, ¿Vienes?
-Claro cariño.
Subimos arriba y estuve liada con la lista, pero me mareé tanto que necesité tirarme en la cama, junto a David.
-¿Dónde está Toby?
-Se lo han llevado mis padres.
-Ah, ¡lo echo de menos!
-Si no llevas ni un día sin verlo, payaso…
-Bueno ¡y qué eh! Vas a ver lo payaso que soy.
Empezó a hacerme cosquillas, hasta que no pude más y me tiré de la cama.
-Oye, ¡mis padres me han regalado una sesión de Spa para hoy!
-Eso es genial cariño.
-Pues te traeré un bañador de Pedro, para que te lo pongas.
-¿Yo también voy?
-¡Por supuesto!
Nos pusimos los bañadores, y nos vestimos.
Le dije la dirección del Spa y nos fuimos en la moto.
Al llegar allí, entramos.
-Hola, tenemos cita para hoy-dije alargándole los tickets a la recepcionista.
Entonces una muchacha mucho más joven y guapa, morena de piel y pelo, nos llamó.
-Está bien, vengan por aquí.
Nos condujo hasta una habitación y nos dijo que entráramos.
-Puedes hablarnos de tú si quieres, somos menores que tú-dije sonriendo.
-Mucho mejor.-dijo devolviéndome la sonrisa-En esas taquillas podéis dejar vuestra ropa y luego dejáis la llave en este cofrecito. Dentro de esas mismas taquillas tenéis un albornoz y unas chanclas. Luego, cuando hayáis acabado, salid y avisadme, ¿vale?
-Claro-dijo David.
Nos quitamos la ropa y nos pusimos el albornoz sobre el bañador.
Salimos y avisamos a la muchacha.
-Seguidme.
La seguimos por un largo pasillo hasta una puerta.
Cuando la abrió, un millón de notas musicales llegaron a mis oídos, música relajante. Eso, junto con un olor suave.
-Estaréis cuarenta y cinco minutos en este jacuzzi. Luego, vendré por vosotros para llevaros a la sauna.
La chica se fue de allí y me quedé más asombrada aún.
La habitación estaba oscura, sólo tenía unas luces moradas. Alrededor del jacuzzi había velitas.
Nos metimos en el jacuzzi.
Estuvimos hablando y de pronto me plantó tal beso que no sé ni cómo pasó que acabó encima mía. La verdad es que los dos nos moríamos de ganas por hacerlo…
-Princesa, ¿te ves preparada?
-Sólo si tú lo estás-sonrió y siguió besándome.
Acarició con dulzura cada parte de mi cuerpo.
Entonces llegó el momento. Sentí dolor, un dolor intenso, que hizo que me estremeciera.
-Sh… tranquila…
Me abrazó fuerte y me besó. Entonces me tranquilicé y pude disfrutar de nuestro momento.
Al acabar, estuvimos tumbados en el jacuzzi abrazados y tapados con las burbujas.
Y volvimos a hacerlo.
Después la muchacha llegó, y nos llevó a la sauna, donde nos relajamos.
Todo había salido perfecto, tal y como esperábamos.
Sólo había una cosa mala… el condón. Bueno, mejor dicho, la falta del condón… Es que fue todo tan inesperado…
Pero dicen que la primera vez no suele ser probable el quedarse embarazada, así que no le di más importancia.

-Princesa, despierta.
Ya en mi casa, nos quedamos dormidos.
-¿Qué quieres ahora Eve? ¡Déjame dormir!
-Princesa, soy David.
Me levanté de un sobresalto y él se echó a reír.
-No te rías jo…
-Tienes que bajar y comer algo, que es tarde y además si no ésta noche no dormirás.
-Es que no quiero bajar...
-Bueno espérame aquí.
Me levanté y me dirigí hacia el espejo.
-¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!-chillé.
David subió tan corriendo las escaleras que casi se mata.
-¡Princesa! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
-¡NO! David por Dios, ¡Mira qué pelos tengo!
-Pero serás... ¡Ahora te enteras!
David me cogió, me tiro a la cama y empezó a hacerme cosquillas.
-No vuelvas a hacerme eso más- dijo y entonces me besó, era un beso romántico pero a la vez salvaje, era una mezcla, y era de lo mejor- ahora espérame aquí, y no hagas tonterías, ¿Vale?
-Que sí.
Bajó las escaleras y me quedé echada en la cama tal y como me dijo.
-¡Cuidado que llego! ¡Estoy entrando!-Iba cantando por los pasillos-¡Sorpresa!
David entró con una bandeja llena de dulces y con los bombones que había traído. Sobre la bandeja también descansaba un jarroncito pequeño de cristal con una rosa dentro.
-¿Y la rosa?
-De tu jardín.
-Qué bonita es.
-No tanto como tú princesa-eso fue algo que me hizo sonrojar-princesa quería hablar contigo.
-Dime cariño.
-Estos meses son inolvidables para mí, y quería decirte que quiero estar por siempre a tu lado.
-Dijimos siempre…
-Y por siempre será.
Cerramos la frase con un bonito y pasional beso.

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