Entramos en el coche, temblando un poco.
-Señorita relájese. Yo soy Antonio, ¿a qué se quiere dedicar en la vida?
-Bueno, me gusta muchísimo cantar, pero lo veo una carrera difícil, y aún no tengo una carrera en mente.
-¿Difícil? Bueno señorita, por ahí quería yo entrar. Y quiero decirle que no lo tiene tan difícil.
Yo estaba un poco perdida, no sabía qué quería decirme.
-Perdone mi ignorancia, pero no entiendo qué pretende decirme.
-Verá Selena, yo soy dueño de una discográfica, bueno en realidad es de mi hijo, Javier, pero no ha podido venir. La Discográfica Pacific exactamente, no sé si ha oído hablar de ella.
-Bueno algo sí...
-En mi discográfica siempre intentamos buscar nuevos talentos. Pretendemos sacar una nueva estrella, una joven que tenga muchos años de éxito y muchos discos, y creo que esa puede ser usted.
-¡¿Qué?! ¿Yo?
-Si, usted. Creo que es lo que buscamos.
-Pero, ¿Yo sacar un disco?
-Sí. Ahora no quiero que me responda, pues la emoción igual le confunde. Quiero que se lo piense bien y que consulte a sus padres. Tome mi tarjeta, llámeme cuando lo vea adecuado. Ahora, los llevaré a casa.
En el viaje estuvimos ablando sobre lo que sería el disco. Estaba muy emocionada y David también.
-Buenas noches Selena.
-Buenas noches señor Antonio.
-Llámeme Antonio, nada más-sonrió y nos despidió con la mano.
Salimos de la limusina y los dos corrimos por el césped y nos tiramos en una hamaca que colgaba desde un árbol hasta otro.
-David, ¿debo hacerlo?
-Pero Selena, es tu sueño, tienes que hacerlo.
-Pero es que no sé, es todo tan rápido… Son demasiadas buenas noticias, creo que algo malo se me acerca.
-No seas tonta Selena, deja de pensar eso.
-¡No puedo evitarlo!
-No grites princesa, que es tarde.
-Es verdad, es que tengo la cabeza en otro lado. Siento haberte gritado.
-Pues céntrate haber si en vez de acostarte en tu cuarto te acuestas con Evelyn y la abrazas pensando que soy yo.
-Vale, vale, ¡a sus ordenes mi sargento!-grité bajito haciendo el típico saludo militar.
Él me sonrió y me abrazó. Luego me dio un beso rápido y se fue con la moto.
Subí a mi cama y me conecté, pero Lulú no estaba. Entonces me acordé que tenía que contarle lo de Jonathan, y se lo conté todo en un e-mail, que seguro que leería.
“¡¡Lulú!!
Tía todo me va súper bien… ¡¡Parece un cuento!!
He visto a Jonathan, el de Navidad, ¿te acuerdas? Jo, ¡está más guapo…!
Me ha dicho que me quiere pero que quiere que todo me vaya muy bien con su hermano.
Y el bombazo tía…
¡Hay una discográfica que quiere que grabe un disco!
Me oyeron cantar, y pues eso…
¡Tía, te echo mucho de menos!
¡¡Espero verte pronto guapa!!
¿Cómo llevas lo de Cristian?
Contesta, un beso enorme cariño, ¡te quiero!”
Le di al botón enviar y cerré el ordenador. Me acosté enseguida, pues estaba súper cansada.
Al día siguiente me desperté con un SMS de David.
“Princesa, ¡buenos días!
¡Esta tarde podemos quedar para hacer algo si quieres!
¡Contesta mi vida! ¡Te amo!”
Le contesté rápidamente, pero sólo le puse que se conectara.
*David dice: ¡Buenos días princesa!
*Selena dice: ¡Buenos días mi vida!
*David dice: ¿Qué quieres que hagamos hoy?
*Selena dice: ¿La verdad? NADA
*David dice: … ¿cómo que nada? ¿No quieres ni verme?
*Selena dice: me refería a que no pienso dar ni un paso y que no pienso moverme ¡estoy rendida!! Jaja
*David dice: jaja bueno pues te paso a recoger y nos venimos a mi casa a ver una peli, que cristina está por ahí con las amigas y Jonathan no sé donde está, me levanté y se había ido.
*Selena dice: vale, ahora me voy a dormir con tu permiso… jaja ¡te quiero, hasta esta tarde!
Me desconecté y me volví a dormir.
Cuando me desperté, bajé a comer y después subí a ducharme y prepararme.
Sobre las cuatro, ya estaba David en mi puerta pitando con la moto para que saliera.
El camino se me hizo corto, no vivía muy lejos.
Cuando llegamos tiramos unas mantas y unos cojines al suelo, e hicimos pizza y palomitas.
-Éste quedará oficialmente como el día de P al cubo.
-Selena… se te está yendo la cabeza… ¿Qué dices?
-Pues P al cubo… Peli, Pizza y ¡Palomitas!-me puse a reírme yo sola.
-Ah…-dijo riéndose-pues como tú quieras llamarlo.
-Qué tontito eres.
Estuvimos viendo películas, vimos la nueva de Alicia en el País de las Maravillas, y después Luna Nueva. Llegamos a la parte en la que Edward deja a Bella y ella empieza a sentir cosas por Jacob, aunque no sabe muy bien qué cosas.
-Pues no sé si Bella hizo bien en darle tanta cuerda a Jacob.
-¿A qué te refieres, princesa?
-A ver, igual no lo hacía queriendo, pero Jacob se está llevando ideas equivocadas.
-Pero es que Edward la dejó
-¿Y qué? No sé...
-Princesa, si a mí me pasara algo, tú tienes que seguir con tu vida.
-Pero no va a pasarte nada...
-Ya lo sé princesa.
Dejamos de hablar y seguimos viendo la película.
-¡Eh, despertar!-ésa era la voz de mi cuñado Jonathan.
Vaya, nos habíamos quedado dormidos.
-David, me ha llamado Luis y no has pasado por su casa para instalarle el ordenador.
-¡Mierda! Se me olvidó.
Era otra de las cosas buenas de David. Llevaba súper bien la informática.
-Aún estás a tiempo, falta media hora para que él valla a entrenar.
-¿Qué hora es?
-Las siete y media.
-Pues me voy pitando. John, ¿Puedes llevar a Selena a su casa?-David solía llamar John a su hermano.
-¡Claro, brother!
-Adiós princesa, lo siento, te compensaré-dijo y me besó.
Jonathan no quiso ver el beso así que me esperó fuera.
Los dos salimos después de haber recogido, nos aseguramos de que la puerta estaba bien cerrada y nos montamos cada uno en una moto, él en la suya y yo en la de Jonathan.
-No vayas a correr mucho John.
-¡Tranquilo brother! ¡Ponte el casco muñeca!
Odiaba ponerme casco, pero qué remedio…
Durante el camino no fue muy rápido, tal y como David le dijo.
-Gracias por traerme Jonathan.
-De nada Sel. Oye, Sel quiero aclarar una cosa.
-Claro, dime.
-Yo no soy el malo de la película, o al menos no quiero serlo. Yo soy el mago que ayuda al bueno. Como el hada mágica que ayuda a que la princesa esté con su príncipe y se casen y coman perdices y tal…-dijo y sonrió con esa sonrisa que tanto me gustaba.
-¿Puedo decirte una cosa yo?
-Claro.
-Me gustaría verte con taconcitos, alitas y varita como una hada madrina-los dos nos echamos a reír.
Entré en casa y estaban viendo la televisión, Pedro, mamá y Eve, aunque ésta última estaba medio dormida.
-Hola cielo, ¿Cómo te ha ido el día?
-Bien, he estado con David.
-Vale. Oye, quiero hablar contigo. ¿Podemos ir a la cocina?
-Claro mamá, pero primero iré al baño.
Volví del baño y ella ya estaba allí.
-¿Qué pasa?
-Verás, es que tú te has adaptado muy bien, pero tu hermana se tira todo el día metida en casa.
-¿Y qué quieres decir?
-Estaba pensando en comprarle un perro a Evelyn.
-¿Un perro? Pero si Evelyn no sabe ni cuidar de ella misma, ¿Cómo va a cuidar un perro?
-Pues ahí entras tú. Quiero que la ayudes y le enseñes a cuidarlo.
-Vale, todo sea por librarme de ella.
-¡Evelyn, ven cariño!
-¿Qué queréis?-dijo con cara de dormida.
-Vamos a comprarte un perro, pero le harás caso a tu hermana en todo lo que te diga.
-¿Enserio? ¡Bien! ¡Bien!-y se fue gritando hacia el salón, para contárselo a Pedro, supongo.
-Gracias cielo.
-De nada mamá-le dije y nos dimos un fuerte abrazo.
Subí a mi habitación y abrí mi correo y mi Tuenti.
Lulú me había contestado al e-mail. Me ponía lo mucho que se alegraba por mí. De pronto escuché el sonido del Tuenti. Era Jonathan.
*Jonathan: ¡cuñada!
*Yo: ¡hola loco!
*Jonathan: ¿cómo te va desde la última vez que te vi?
*Yo: bien, bien, hace más o menos veinte minutos… jaja
*Jonathan: Jaja, ¡qué loca!
*Yo: bueno, me voy que estoy muy cansada ¿vale?
*Jonathan: Venga Sel, ¡besos!
*Yo: Hasta mañana.
Cerré mi Tuenti y me tiré en mi cama a leer una novela y escuchar canciones con mi mp4.
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