-Princesa, despierta.
-¿Qué pasa?
-Anoche nos dormimos. Pero no pasa nada, mis padres no estaban en casa y mis hermanos dirán nada.
-Ah, vale.
-Por cierto, felicidades princesa-me susurró al oído y me dio un beso en la frente.
-¡Gracias cariño! ¡Pero mierda, no hay nada organizado!
-Tranquila, le di la lista a Rafa y traerá bebida y comida. Y Esther se encargará de más adornos y eso.
-Gracias cariño-volvió a darme un beso, pero esta vez en la boca y nos quedamos un rato tumbados en la cama.
Eran ya las cinco de la tarde y nos levantamos para empezar a hacer cosas.
-Venga princesa, que he quedado con Rafa a las seis.
-Que ahora me visto, no me metas prisa que estoy atontada.
-No te estoy metiendo prisa, sólo te digo que no vuelvas a dormirte.
-Que no tonto, si voy a mirar mi Tuenti.
Me metí en el Tuenti y tenía muchos comentarios de felicitaciones y mensajes privados, y una foto etiquetada. Primero, abrí la foto. Era una en la que salíamos Lulú y yo, y estaba editada por ella. ¡Qué mona! Ponía “¡Felicidades geme! ¡16 años!”.
Comenté dándole las gracias y diciéndole que dentro de poco iría a verla.
Después abrí los mensajes privados. Uno era de Jonathan: ¡Cuñada! suponía que abrirías antes los mensajes privados que los comentarios, así que te lo digo por aquí.
¡¡FELICIDADES!! =) ¡esta noche nos vemos en tu fiesta! ¡Besos!
Los otros, eran de Esther felicitándome y Rafa diciendo que tenía ya las cosas y que vendría para mi casa a las seis.
Cerré el Tuenti, puesto que si me ponía a mirar los comentarios de felicitaciones me darían las seis. Me vestí y me peiné rápidamente y bajé a ayudar a David. Estaba colgando un gran cartel que ponía “Selena”.
Estuvimos quitando cosas de en medio, como marcos con fotos, figuritas, etc. para que no se rompieran. Más tarde, llegó Rafa.
-Tío sal y ayúdame que traigo la furgoneta de mi padre cargadita.
-Venga. Princesa tú espérate aquí.
Cuando entraron por la puerta, me iba a dar un infarto. Aparte de la comida y la bebida, traían cajas con luces de colores, y también traían una carpa, aunque enroscada en una caja más grande que tuvieron que traer entre los dos.
-Tío, esto no lo podremos montar solos.
-Espera, que llamo a mi hermano.
David llamó a Jonathan y por las contestaciones que David daba, supuse que Jonathan vendría.
Yo empecé a meter las bebidas en la cámara. Cuando terminé, salí y ya la habían montado.
-Princesa, voy a sacar el equipo de música y la mesa de mezclas de tu cuarto, ¿Vale?
-Claro, está ya viejo, pero funciona.
David trajo el equipo y con alargaderas y cables lo montaron todo fuera.
También pusieron las luces, mientras yo arreglaba las habitaciones. La de mis padres, la de mi hermana, la de mi futuro hermano y la mía, las cerré con llave.
Las demás las arreglé un poco para las parejas que quisieran intimidad. Cada habitación libre tenía una cama y dos mesitas de noche, no tenían mucho más pues no esperábamos invitados y además llevábamos aquí poco tiempo.
Cambié las sábanas de las camas y limpié el polvo de las mesitas de noche.
-Yo creo que podrías sacar un pastón cobrando por habitaciones. Y podrías poner una máquina de condones-esa era la voz de Jonathan cuando bromea.
-Sí, seguro que tú serías el primero en alquilar una, ¿No?
-Sí, tengo una amiga invisible y no veas cómo está la tía-los dos nos reímos a la vez.
-Ayúdame a colocar la sábana anda.
Me ayudó y los dos bajamos abajo, adonde estaban todos, incluida Esther que ya había llegado. Ya estaba todo preparado.
Cuando miré el reloj, me quedé sorprendida, se nos había ido toda la tarde. Eran ya las nueve y media y la gente se fue a su casa para arreglarse, incluido David. Me duché y me preparé para mi fiesta muy ilusionada. Me puse un vestido palabra de honor negro con unos tacones rojos y una correa roja por debajo del pecho. En los pelos me hice las tenacillas, y me quedaron muy bien.
Bajé y me fijé en que había alguien fuera tonteando con el equipo de música. Era Jonathan.
-¿Qué haces aquí?
-Hola, es que he venido a traerte mi regalo. He entrado y te he llamado, pero supuse que estarías en tu habitación preparándote y no quería molestar.
-Ah, pues menos mal que eras tú y no un ladrón.
-Anda, ahora que lo dices podría haber aprovechado para robarte.
-No seas así. Oye, creo que has dicho tu motivo por el que venías, ¿no?-le solté una sonrisa divertida.
-Ah, vale, que tú lo que quieres es tu regalo. Pues he pensado en no dártelo.
-¿Qué? Ahora no puedes hacerme esto.
-Pues mira, te lo voy a dar. Sé que todo el mundo te va a dar cositas que si plata, que si ropa... Yo te voy a dar algo práctico que usarás pero que te gusta. Toma-me entregó una caja grande, con estampados de delfines-supongo que sabes que el regalo está dentro.
Abrí la caja y había un libro. Mejor dicho, EL libro, el que yo quería, “Un Amante de Ensueño”, de Kenyon Sherrilyn. Estaba envuelto con una cinta roja y un lazo. Era precioso.
Al lado tenía otra cajita, pero envuelta en papel de regalo. La abrí, y era un mp5 de mi color favorito, el violeta. Lo encendí y me di cuenta que había metido todas mis canciones favoritas.
-¡Gracias Jonathan!-grité mientras me tiraba encima suya para abrazarle.
-De nada, Sel. En el corto mes que estuve allí te conocí bastante-dijo sonriendo con su sonrisa que me mataba.
-Oye, están a punto de llegar los invitados, voy a llevar esto arriba, entra y come o bebe algo si quieres.
-Venga vamos.
Subí arriba, y solté el regalo en mi cuarto. Me había gustado de verdad.
Empecé a leerlo sin darme ni siquiera cuenta, y me sobresalté un montón al oír la puerta de mi cuarto abrirse.
-¡Princesa! ¡Están todos abajo, vamos!-dijo casi gritando porque la música estaba altísima, ya tenía yo que estar concentrada en la lectura para ni siquiera oírla.
Bajé y abajo había muchísima gente. No podía dar un paso sin que alguien me felicitara.
Yo les decía “¡muchas gracias!” sacando mi mejor sonrisa. Estuvimos cantando y bailando muchísimo rato. Y entre eso, comiendo y bebiendo, allí había de todo. Los más atrevidos, se metían en la piscina y todo.
Bien entrada la noche, a las tres de la mañana o así, David me dijo que Lulú me había llamado al móvil, que lo tenía él. Me metí en mi cuarto, donde la música llegaba pero no tan fuerte, y la llamé. Le estuve contando todo lo que habíamos montado, y lo que había pasado con David el día antes. Le dije que tenía que irme para abajo, que un cumpleaños sin cumpleañera sería raro. Bajé abajo y cuando salí afuera había un gran coro y por el micrófono de mi mesa de mezclas, que estaba enchufado a los altavoces del equipo de música escuché que gritaban.
-¡Apartaos!
Me temí lo peor y eché a correr hacia el centro. Iba esquivando gente y me miraban con cara de pena. Cuando llegué al centro quería morirme, corazón se me encogió de repente y se me olvidó hasta respirar...
-¡David!
David estaba tirado en el suelo, sin conciencia.
-¡Dios mío! ¿Qué ha pasado?
-¡Quitad!-gritó Jonathan-Es asmático joder, ¡se agobia con nada!
Empecé a marearme y creo que perdí la conciencia. No recuerdo nada más.
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