Me desperté sobresaltada en una habitación de hospital.
-¿Qué hago aquí?
-¡Cielo!-era la voz de mi madre, aunque la oía en un sonido de fondo.
Me costó abrir los ojos del todo, pues la luz me molestaba.
-¿Por qué estoy aquí, donde está David?
-Cielo, tranquila, tú descansa.
-Doctora está aquí un muchacho llamado David, ¿verdad? ¿Lo han traído? ¿Qué ha pasado?-se lo pregunté a una doctora que estaba allí con una bandeja de comida para mí.
-Selena, te has desmallado, no sabemos la razón. Sí, David está aquí.
-¿Cuánto tiempo he estado desmallada?
-Solo un ratito.
-¿Y por qué está aquí David qué le pasó?
-Pues verás, yo no estoy muy metida en el asunto pero según he escuchado le ha dado un ataque de ansiedad.
-¿Es grave?
-Pues la verdad… sí. No despierta aún y si sigue así…
-¡NO!-grité y empecé a pegar saltos y querer irme, pero me sujetaron para que no lo hiciera.
-Cielo relájate, ya verás como sale de ésta.
-Dejadme ir a verlo.
-Cielo no se puede.
-¡Quiero ir a verlo!
-Selena, puedes ir a verlo pero primero come algo-me dijo la doctora.
Comí tan rápido que casi me atraganto para ir corriendo a ver a David. La doctora me acompañó hasta la sala de espera donde me encontré con Jonathan y con Cristina.
-¡Selena! ¿Cómo estás?-me preguntó Jonathan preocupado.
-Estoy bien, pero ¿Cómo está tu hermano?
-Pues en observación.
-¿Pero puedo entrar a verlo?
-Creo que sí, pero sólo te dejaran un momento.
-Ahora vuelvo entonces.
Llamé a la puerta y entré, la doctora me dijo que podía verlo sólo un minuto. Aunque quizás no debía haber entrado. David estaba lleno de cables. Yo me senté en una silla a su lado y le di la mano, entonces empecé a llorar.
De pronto noté que mi mano se movía, ¡estaba despierto!
-¡David! ¡David! ¡¿Me oyes?!
-No grites, por favor.
-David ¿estás bien?
-No, Selena. Lo siento pero no… siento que no puedo respirar…
-No digas eso David. Vas a ponerte bien… vas a ponerte bien…
-Selena, quiero que sepas que te quiero muchísimo y que eres lo más importante para mí. Pero no puedo más, siento que no respiro… Me falta el aire.
-Voy a llamar a un médico.
-Selena dame un beso. Un último beso.
-Te lo voy a dar pero no será el último-apenas se me oía hablar, sólo podía llorar.
-Princesa, voy a estar siempre a tu lado… Voy a estar siempre contigo… Contigo hasta el cielo.
Cuando levanté la cabeza noté que de su ojo salía una lágrima, le recorrió toda la mejilla, y entonces, cerró los ojos.
El mundo se me cayó encima. Quería morirme, quería irme con él, estar en el cielo los dos juntos por toda la eternidad. De repente y descontroladamente empecé a gritar como una loca.
-¡David vuelve! ¡No te vayas, no me dejes! ¡Vuelve!
Jonathan entró por la puerta y empezó a llorar al verme gritar y ver a David, pues se imaginó lo que había pasado.
Sara, Alejandro y Cristina entraron corriendo y se unieron al llanto.
Nunca superaría esto...
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