Jonathan y yo estábamos un poco con las caras largas, así que Lulú intentó animarnos.
-He oído que hoy hay fiesta en la casa de un tal Rafa. ¿Por qué no vamos?
-Lulú, ¿Dónde has visto tú ese cartel?-le pregunté extrañada.
-Bueno vale, me habéis pillado lo he visto en un evento de tu Tuenti. ¿Iremos?
-Venga Sel, que tienes que salir más. Yo voy a ir con Lulú. ¿No querrás quedarte sola?
Jonathan y Lulú me querían sacar de casa a toda costa.
-Bueno, vale iré.
-¡Bien!
Lulú empezó a dar saltos y a abrazarme. Tenía verdaderas ganas de ir por lo que parece.
-Venga Jonathan, que ya son las siete y la fiesta empieza a las diez, tengo que ponerla guapa así que a tu casita a arreglarte ¡eh!
-Tranquila Lulú, pero déjame despedirme de ella ¿No?
-Nada, nada, que aquí hay mucho que hacer-dijo y lo empujó hasta la puerta.
-¡Adiós Sel!-gritó Jonathan como pudo.
Lulú cerró la puerta y se puso a remover en mi armario.
-Veamos qué podemos ponerte.
Empezó a sacar vestidos de mi armario, hasta que llegó al palabra de honor que llevé en mi último cumpleaños
-No Lulú, ése no…
-¿Porqué? Es mono.
-Pero ése no…Es el que llevé en mi último cumpleaños.
-Vale, no pasa nada. Tienes muchos más.
Siguió sacando y puso algunos encima de mi cama.
-¡Mira éste! Es ideal-me sacó un vestido azul eléctrico por encima de las rodillas y amarrado al cuello- ¡pega con tus ojos!
-Sí, es bonito. No lo he estrenado aún.
-Pues ala, ésta noche te lo pones. Con tus zapatos rojos y una rebeca roja. Yo voy a ponerme un vestido rosa fucsia con los zapatos y la rebeca verdes, aunque el mío es de tirantas. Venga, arréglate.
Me duché y me vestí con la ropa que me había dado Lulú.
Después, se vistió ella mientras yo me quedaba tonteando con Toby.
-Joder tía, a ver si el perro te va a llenar de pelos.
-No tranquila, que éste no suelta pelos-las dos sonreímos.
-A ver Selena, yo soy experta en esto, y ya estoy arreglada, así que no te pongas cabezota y déjame arreglarte.
-Vale, como quieras-la verdad es que se le daba muy bien, ella se había arreglado en un momento e iba guapísima, llevaba el pelo planchado con un tupé.
Estuvo un rato pintándome y peinándome, y yo no tenía ni idea de cómo iba a quedar.
-Très bien, madame, pouvez-vous regarder dans le miroir.
Me levanté de la silla y fui a mirarme al espejo. Cuando me vi, quedé impresionada.
No es por echarme flores, pero estaba realmente preciosa. Me había hecho rulos en el pelo y me había echado todo el pelo hacia un lado cogido con horquillas del color de mi vestido. Y la pintura, pues sin palabras.
-Joder tía, eres una artista.
De pronto, escuchamos el pitido de un coche en la puerta. Las dos, muy extrañadas, salimos de la casa.
-Señoritas, he aquí el transporte que os llevará al lugar donde deben estar.
Era impresionante, Jonathan estaba con un cochazo en la puerta sujetándola para que entráramos.
-Tía Selena, ¡vamos! ¡Yo adelante!
-Vale, aviso a mi madre y nos vamos.
Avisé a mi madre y me dijo que volviera a la hora que quisiera, ya que hacía tiempo que no salía, además como Lulú estaba aquí pues ella sabía que no vendría sola. Después, salí y me monté en el coche, en la parte de atrás. Cuando me monté, vi todos los cristales negros, incluso delante nuestro había uno que nos impedía ver a los asientos de adelante. Aunque tenía una ventanita, vamos que parecía un coche de policía. Detrás de mí, se subió Jonathan.
-Jonathan, si tú te estás subiendo aquí, ¿Quién está conduciendo?
-Tranquila, conduce Rafa.
-¿Pero no es su fiesta?
-Sí, pero le conté que vendrías tú y no se lo pensó dos veces. Por cierto Sel, estás preciosa.
-Gracias, tu también vas guapo.
-¡Bueno va!
-¿Qué, qué pasa?
-No nada, me ha parecido oír un piropo.
-Bueno sí, ha sido un piropo, considérate afortunado chaval-los dos sonreímos.
La verdad es que iba guapísimo, con unos vaqueros y un polito en verde pistacho.
De repente el coche se paró y nos abrieron la puerta desde fuera.
-Chicos, bienvenidos a mi fiesta-nos dijo Rafa.
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