jueves, 29 de julio de 2010

Cap.18 La casa de Rafa.

-Selena, ¿Selena me oyes?
Abrí los ojos y veía un poco borroso, pero al momento ya vi bien.
-¿Selena? ¡Selena! ¡No sabes el susto que me has dado!-Lulú me abrazó muy fuerte-¿Estás bien?
-¿Tenéis un poco de agua?-Dije tambaleando la voz.
-Claro Selena, yo te la traigo.
Me levanté un poco, pero una mano me echó para atrás.
-Sel, túmbate y descansa.
-¡Jonathan! Lo siento mucho Jonathan yo no sabía que con mi estado te afectaba tanto de verdad.
-Eh, Selena, descansa, después lo hablamos-dijo Jonathan interrumpiéndome.
-Toma Selena, el vaso de agua-dijo Lulú poniéndolo en una mesita de noche al lado de la cama donde estaba tumbada-bueno... creo que os esperaré abajo con Rafa y Esther- dijo y salió de la habitación.
-¿Con Rafa y Esther? Jonathan ¿Dónde estoy?
-En casa de Rafa. Tranquila, hemos avisado a tu madre. Anoche, cuando saliste a correr me fui detrás de ti pero como tú bien sabrás el bosque es bien grande, y para mi mala suerte tiré por otro lado. Como me vi desesperado, volví en busca de ayuda, y Rafa, Esther, y Lulú vinieron conmigo. Yo fui con Lulú y Rafa fue con Esther. A la hora y media te encontré tirada en el suelo, y te traje aquí en brazos. Vamos, que estuviste dos horas deambulando por el bosque.
-¿Y qué hora es ahora?
-Las seis de la mañana, duérmete anda, mañana hablamos y me preguntas más cosas si quieres.
-Pero no te vayas por favor.
-No, yo me tumbo aquí en el sillón al lado de tu cama ¿Vale?
-Gracias Jonathan.
-Duérmete Sel-y así lo hice.
Cuando me desperté, Jonathan estaba allí en el sillón, se había quedado dormido.
Me daba mucha pena despertarlo, ésa noche no habría dormido nada, así que le eché una manta por encima y bajé abajo.
-¡Buenos días Selena!-gritó Esther, y después vino a abrazarme.
-Sh, no gritéis, Jonathan no ha dormido nada y está durmiendo ahora.
-Vale vale. Oye, estoy haciendo tostadas de desayunar, ¿Tú quieres no?
-Claro, muchas gracias. ¿Dónde están los demás?
-Están viendo la televisión.
-Vale, iré para allá.
Lulú y Rafa estaban viciados haciendo apuestas sobre quién ganaría el partido de fútbol que estaban viendo en la televisión.
-Lulú, no sabía que te gustaba el fútbol-le dije sonriendo.
-¡Selena! -gritaron los dos.
-No sabes cuánto me alegro de que estés bien-me dijo Rafa.
Lulú vino y me abrazó.
-Y, no, no me gusta el fútbol, es más no sé nada de fútbol.
-Entonces, ¿cómo haces las apuestas?
-Pues, a veces por el color de las equipaciones, y a veces por los jugadores-los tres nos reímos.
-¡A desayunar!-gritó Esther.
Estuvimos desayunando y hablando de varias cosas.
-Rafa, siento mucho lo que ha pasado a tus padres no les habrá hecho gracia.
-Tranquila Selena, mis padres no están. Están en el pueblo de mis abuelos- Rafa me sonrió para que yo me calmase.
-Pues menos mal.
-Bueno, yo estoy llena. Esther eres la mejor cocinera que conozco-dijo Lulú.
Entonces, bajó Jonathan.
-¿Porqué no me habéis despertado?
-Eso díselo aquí a la teniente O’Neill-bromeó Rafa.
-Es que pensé que debías descansar-dije un poco avergonzada.
-Selena, ¿Podemos hablar fuera?
-Claro.
Jonathan y yo salimos y nos sentamos en un banco en el jardín de la casa.
-¿Qué pasa?
-Es por lo de ayer, quiero que hablemos, pero no vuelvas a salir corriendo, eh.
-No, no lo aré desde luego-sonreí.
-Pues eso, ¿has pensado en lo que te dije ayer?
-Sí, si que lo he pensado y tienes razón. Voy a seguir adelante y aunque no voy a olvidar nunca a tu hermano voy a pasar página y voy a divertirme y voy a vivir mi vida.
Prometo estudiar y llevarme mejor con mi familia, pero sólo hay una cosa que no puedo decirte.
-¿Qué cosa?
-No tengo decidido lo del bebé.
-Pero Selena, tienes que decidirlo.
-Y lo haré, pero dame un tiempo. Un mes o así.
-¿Y qué le vas a decir a tu madre?
-Pues para cuando mi barriga se note demasiado yo ya habré tomado una decisión.
-Está bien, sabes que me tienes aquí para lo que sea. Y ya que te has declarado claramente en vida nueva, quiero que la empieces pasando el día conmigo.
Me quedé un poco alucinada, pero la idea me gustaba realmente.
-Pero, ¿Y Lulú?
-Lo entenderá.
Entramos dentro y Jonathan se lo dijo a Lulú.
-¡Por supuesto! Además, yo pasaré el día con los dos éstos, que me quieren enseñar el pueblo-dijo sonriendo. Se llevaba verdaderamente bien con Rafa y Esther.
-Pues no tengo que oír más, vamos Selena, te llevo a casa y te cambias de ropa, que con esa no es plan de salir-yo llevaba puesto una camiseta y unas calzonas de niño, supongo que serían de Rafa.
Me llevó a casa en su moto y me cambié de ropa, después nos fuimos en la moto.

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