jueves, 29 de julio de 2010

Cap.19 Ginecólogo.

Me llevó a una heladería y me invitó a un helado. Después estuvimos dando un paseo y hablando. Acabamos en el paseo marítimo, sentados en un banco.
-Fue en ésta playa mi primer beso con David.
-Mira Sel, ya hablas de ello y todo, se va superando.
-Puede ser.
-Sel, yo quiero que me des una oportunidad, y si tengo que esperar voy a esperar. Todo depende de ti. Y quería decirte una cosa...
-Dime.
-Me gustaría que tuviéramos ése bebé juntos… No me malinterpretes, él sabría la verdad sobre su padre, pero yo sería como un padre adoptivo, no sé…
-Esto, Jonathan, no sé…
-No pasa nada, puedes pensártelo.
Me abrazó, y, al soltarme pensé que se alejaría de mí. Pero no lo hizo. Se quedó muy cerca de mi cara, a unos centímetros. Estuvo a punto de besarme, sus labios ya rozaban los míos, pero me eché hacia atrás.
-Lo siento mucho Jonathan-dije mirando hacia otro lado.
-Eh, no pasa nada. Te he dicho que esperaría todo lo que hiciera falta-sonrió y me dio un beso en la mejilla-¿Nos vamos?
-Vale.
Me llevó a mi casa en la moto donde al parecer ya estaba Lulú. Jonathan me dio un beso en la mejilla de nuevo y se fue hacia su casa. Entré en la casa y subí las escaleras lentamente, pues estaba cansada.
-¡Tía, cuéntamelo todo!
-No hay mucho que contar, cotilla.
-Venga, ¿No te damos pena?-Lulú estaba en mi cama con Toby poniendo cara de pena.
-Bueno, pues te contaré. Me llevó a tomar un helado, después dimos un paseo, y después en el paseo marítimo intentó besarme.
-¿Cómo que intentó besarte?
-Pues eso.
-¿Y qué tal?
-Me eché para atrás.
-¿Pero porqué? ¿No te gusta?
-Sí, siempre me ha parecido mono y me trata como una reina, pero es que lo miro y veo la cara de su hermano… Yo te juro que quiero quererlo y darle una oportunidad, pero no sé… Ah, también me pidió que tuviéramos el bebé juntos.
-¿Qué?-dijo histérica-¿Y qué dijiste?
-Pues ahora que lo dices con lo del beso no contesté. Me dijo que el bebé sabría la verdad sobre su padre, y que él podría ser como el padre adoptivo.
-Pues Selena, piénsatelo bien, porque es un peso muy importante.
-Ya lo sé...
-Menos mal que decías que no tenías nada que contar-las dos sonreímos.
Nos fuimos pronto a dormir pues estábamos cansadas. Esa noche tuve un sueño.
“Había un niño pequeñito de unos dos años, que corría hacia mí y me decía mamá. Delante había un adolescente.
-David, ¿Eres tú?
-Hola, princesa.
Le di un fuerte abrazo.
-David, no sabes cuánto te he echado de menos…
Cuando me separe de él ya no era David... Era Jonathan”.
Me desperté sobresaltada en mi cama, y volví a tumbarme. Por suerte, Lulú no se había despertado.
"Si el niño me sale como el del sueño será precioso" pensé para mí misma.
No tardé en dormirme, pero ésta vez no soñé nada.
Por la mañana, Lulú y yo pensamos en ir al ginecólogo. Por el camino estuvimos hablando.
-Lulú, ¿Anoche no oíste nada?
-No, ¿Por qué? Estaba dormida como un tronco.
-Es que tuve un sueño rarísimo... aparecía mi bebé, y me levanté sobresaltada.
-¿Tu bebé?
-Sí, era precioso.
Lulú no volvió a pronunciar palabra hasta que llegamos al ginecólogo.
-Bueno, ya hemos llegado, ¿estás preparada?
-Eso creo, vamos allá.
Inspiré profundamente y entramos en la clínica. Nos tocó enseguida, y Lulú entró conmigo. El ginecólogo empezó a ponerme los potingues y después me pasó la máquina por el vientre.
-¡Mira Selena, mira!-me dijo Lulú, puesto que yo tenía los ojos cerrados-¡Parece un pokémon!

Miré hacia la pantalla y ahí estaba el bebé, MI bebé. Yo no diferenciaba mucho pero el doctor fue explicándome y más o menos lo fui viendo. No sabía cómo ni por qué, pero le estaba cogiendo un cariño especial al que iba a ser mi hijo.

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