Salimos de allí con mi ecografía y nos dirigimos a mi casa.
Lulú se conectó y estuvo hablando con Cristian, contándole cómo se lo estaba pasando.
-Lulú, ¿Te importa si voy a ver a Jonathan? Quiero enseñarle esto.
-Claro que no, yo me quedo aquí hablando con Cristian, ¿Vale? Que dice que me echa de menos-las dos sonreímos.
Salí de mi casa y me dirigí hacia la de Jonathan. Estaba un poco nerviosa, pues no pisaba esa casa desde lo de David.
Cuando llegué estaba insegura, pero me armé de valor y llamé. Abrió Sara.
-Selena, cariño-me abrazó y me dio un beso en la frente-no sabes cuánto me alegra verte.
-A mí también Sara. Oye, ¿Está Jonathan?
-No, ahora mismo no está, ni Cristina tampoco pero puedes esperarlo aquí. Alejandro y yo tenemos que irnos a una comida, que ya vamos tarde. Tú siéntete como en tu casa-volvió a abrazarme y salió por la puerta con Alejandro, que también me abrazó.
Me quedé sola en la casa de Jonathan. Y no pude evitar hacer cierta cosa. Subí a la habitación de David. Cuando abrí la puerta, el corazón se me aceleró. La habitación estaba tal cual la había dejado David. Tenía tantos recuerdos... Decidí bajar abajo para no hundirme. Me senté en el sofá y empecé a ver la televisión. Al cabo de un rato, me quedé dormida.
-Sel, despierta.
Abrí los ojos y vi que Jonathan estaba delante de mí.
-¿Qué? ¡Hostia! Me he quedado dormida, lo siento.
-No pasa nada. Me gusta verte dormir, eres como los bebés de los anuncios-sonrió de esa manera que me volvía loca y me despertó del todo.
-Ja, ja, ja, qué gracioso-dije con ironía.
-¿Hay algún motivo especial para que hayas venido a verme?
-Eh sí, toma-le entregué el sobre con la ecografía dentro.
Lo abrió y lo vio.
-¿Qué es?
-Se llama ecografía, ¿entiendes?
-No me hables así, que yo de esto no tengo ni idea. ¿Éste es mi sobrinito?-dijo con una sonrisa en la cara.
-Sí, eso mismo.
-Bueno, aunque yo sigo con la esperanza de que sea mi hijo-dijo aún con la sonrisita.
-Sí, bueno, ya...
-Tranquila, no pasa nada.
-Oye, me voy a casa he dejado allí a Lulú.
-De eso nada, te llevo yo.
-Bueno pues muchas gracias hombre.
-Un placer señorita-y volvió a sonreír. Como siguiera sonriendo así me mataría.
Cuando llegamos, le pregunté a Jonathan si quería comer en casa.
-Es que como tú estarías solo...
-Ok.
Entramos dentro y se lo pregunté a mamá, que sin duda alguna aceptó.
-Ven, vamos a mi cuarto, allí está Lulú.
Cuando entramos, nos quedamos sin palabras.
Lulú estaba en pijama con mi mp5 saltando en la cama de espaldas a la puerta y cantando. Bueno, pegando voces. Toby también estaba allí, botando en la cama a causa de los saltos de Lulú. Le intentamos hablar, pero no nos oía, así que cerramos la puerta de un portazo, Toby se vino en busca mía y entonces Lulú se percató de que estábamos allí.
-¿Es que no sabéis llamar?-dijo poniéndose colorada.
-Lulú, me tienes que hacer un favor...-dijo Jonathan.
-¿Qué pasa?
-Por favor... ¡Fírmame un autógrafo!
-Sí si, muy gracioso.
-Anda Lulú vístete-le dije.
-Sí, pero lo haré en el baño, aquí hay mirones-se rió, cogió la ropa y salió del cuarto.
Fue salir Lulú y entrar Eve.
-Selena, ¡Te he oído cantar!
-No Eve, no era yo, era Lulú. ¿Pero qué insulto es ese?
-Es que creía que eras tú…-dijo y se fue corriendo.
-Oye Sel, ¿y tu disco?
-Pues después de lo de tu hermano, llamé a los de la discográfica y les dije que no quería, y me dijeron que cuando quisiera los llamara.
-Ah, pues se nota que les has gustado.
-Sí. Bueno, vamos abajo a comer que mi madre ya habrá hecho la comida.
-Claro, vamos.
Bajamos abajo y allí estaba Lulú con mi madre poniendo la mesa. Comimos pollo asado, que nos hizo mi madre. Después, subimos a la habitación.
-¿Planes para ésta tarde?-preguntó Lulú.
-No lo sé, ¿Sel?-me dijo Jonathan.
-Como digáis.
-Vale, me tomo esas respuestas como que puedo elegir-dijo poniendo una sonrisa pícara.
-Sel, me da miedo-me susurró Jonathan al oído.
-No cuchicheéis, que os oigo-dijo Lulú poniendo una cara malévola-no voy a llevaros a ningún sitio raro.
-¿Dónde exactamente?-pregunté un poco impaciente.
-Preparaos chicos... ¡Nos vamos de compras!
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