Sonó el despertador y lo apagué con toda la gandulería del mundo. Hoy empezaban las clases, ya que estábamos a 9 de enero. Me puse unos pitillos rojos, con unas converse negras y una camiseta negra. Jonathan vendría a recogerme en la moto para ir al instituto. Él no estaba en las mismas clases que yo, ya que yo estaba en cuarto y él en 2º de Bachiller. Pero Esther sí estaba en mis clases así que estaba tranquila. Cuando llegué a clase, la vi sentada en nuestro pupitre habitual.
-Tarde.
-Como siempre-las dos sonreímos y yo me senté.
-Hola David-le decía a mi barriga-¿se lo has dicho ya a tu madre?
-Hoy lo haré, lo prometo.
En cuanto terminé de decirlo, entró una chica por la puerta. Una a la que no conocía. Era rubia, alta y canijita. Por sus pintas era más de pasar desapercibida, y no de llamar la atención.
-¿Nos acercamos para presentarnos?-me preguntó Esther.
Iba a contestarle, pero entró el profesor.
-Buenos días clase. Tenemos nueva compañera. Se llama Elizabeth. Señorita, ¿puede venir a presentarse?
La chica salió a la pizarra y comenzó a hablar sobre ella. Se la veía tímida.
-Soy Elizabeth, pero todos me llaman Eli. Vengo de Puerto la Estrella y tengo 16 años. Vivo con mi padre, mi madre y mi hermano pequeño.
-Muy bien, puede sentarse.
Apenas hicimos nada, y al pitar nos acercamos a Eli.
-Hola Eli, yo soy Selena, y ella es Esther-le dijimos y le dimos dos besos cada una.
-Encantada-nos dijo sonriendo.
-¿Quieres venir a la cafetería? Toca educación física y no tenemos ganas de ir-le dijo Esther.
-Claro.
Fuimos a la cafetería y estuvimos hablando.
-¿Y tienes novio?-preguntó Esther.
-No, no soy muy de ligar.
-Pues eres muy guapa-dije sonriendo.
-¿Y vosotras, tenéis novio?
-Yo sí-dijo Esther muy orgullosa-pero no está en el instituto, te lo presentaré en otro momento.
-¿Y tú?-dijo refiriéndose a mí.
-Bueno, pues... algo hay-las dos sonreímos.
-¿Y tienes amigos en este pueblo?-preguntó Esther.
-No, sólo os conozco a vosotras.
-Genial, porque estaremos encantadas de que te vengas con nosotras, y te presentaremos a los demás.
Sonó el timbre y nos fuimos a clase. Las demás clases y el recreo pasaron volando.
Cuando salimos, Jonathan me espera con la moto para llevarme a casa.
-Mira Jonathan, ella es Eli, una amiga.
-Encantada-dijo ella dándole dos besos.
-¿Vas a irte sola? Podemos ir andando-le dije.
-No, mi madre viene a buscarme, mira, ya está ahí esperándome-dijo señalando un coche.
-¿Dónde vives?
Me dio su dirección y vivía al lado de mi casa.
-¡Vaya! ¡Somos vecinas!-las dos sonreímos y el coche pitó.
-Tengo que irme, gracias por todo-dijo y se fue despidiéndose con la mano.
Me monté en la moto y Jonathan me llevó a mi casa. Nos despedimos con un beso y él le dio otro a mi barriga.
-¿Ésta tarde qué haces?-le pregunté.
-Lo que tú quieras, soy todo tuyo.
-Pues ven a por mí cuando quieras, quiero ir al cementerio.
-Claro-dijo y se fue.
Quería ir al cementerio a llevarle flores a David, y a contarle que iba a tener el bebé. Sé que no es muy normal, pero solía ir y hablarle de lo que me pasaba. Entré en casa y estaban poniendo la mesa.
-¿Qué hay para comer?
-¡Lentejas!-gritó mi hermana ilusionada.
-Vale, yo paso-contesté poniendo cara de asco.
-Selena cielo, tienes que comer cosas más sanas, que te está saliendo barriguita .Me quedé un poco atontada, pues la barriga no era precisamente de no comer cosas sanas.
-Mamá, tengo que contarte algo, será mejor que te sientes.
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