jueves, 29 de julio de 2010

Cap.31 El chico de la cafetería.

Se nos fue volando la tarde y a las ocho se fue.
Estuve jugando con Toby, hasta las nueve que mi madre me llamó para cenar y bajé.
-Selena, ¿cuándo va a nacer?
-Falta mucho Eve, para verano.
-Entonces, ¿se bañará conmigo en la piscina?
-No, porque será muy pequeño.
-Jope.
Comí arroz con tomate, que me gusta mucho.
A las diez más o menos, subí y me conecté en el Tuenti.
Me había agregado Eli, y la acepté. No tenía muchas cosas, así que iba a cerrarlo cuando alguien me habló.
Xiza: ¡Hola guapa! =D
Y: Hola.
Xiza: ¿cómo va el embarazo?
Yo: bien, bien
Xiza: me alegro, oye que no quiero malos royos por lo de Jonathan, porque tú no tienes la culpa. A él, intento no verlo como un cabrón pro no tiene mucho efecto
Yo: ya sé que no es mi culpa. Deberías perdonarlo, no merece la pena estar peleados
Xiza: si yo lo intento… la verdad de una forma creo que puedo conseguirlo.
Yo: ah, ¿sí?
Xiza: sí, digamos que hay un tío que me hace tilín ;P
Yo: anda, ¿lo conozco?
Xiza: no sé, yo solo lo conozco d vista. Si lo vemos mañana en el instituto, te digo quien es.
Yo: vale, como quieras.
Xiza: bueno guapa, tengo que irme adiós ¡te quiero!
Se desconectó y me quedé un poco pillada.
"¿Nos hemos hecho amigas?" pensé
Me puse a tontear en el Tuenti cuando vi a Jonathan conectado.
Yo: ¿Por qué no me has hablado?
Jonathan: no estaba mirando el Tuenti, estaba haciendo otra cosa.
Yo OK! ¿Y por qué no has venido? :(
Jonathan: he estado arreglándole el ordenador a Luis.
Yo: ¿durante 6 horas? :O
Jonathan: Mañana te recojo para ir al instituto, tengo que irme, te amo mi vida
Se desconectó y me entró un escalofrío.
Me estaba ocultando algo, como el día de Nochevieja. Tenía que saber qué le pasaba a
Jonathan. Estaba muy cansada, así que me fui a dormir.
Por la mañana, me sonó el despertador y lo apagué rápidamente para no seguir escuchando el horrible sonido que hacía. Ése día no me encontraba tan mal como el día anterior, así que me tomé una pastilla y me preparé para ir al instituto. A la hora de siempre, Jonathan estaba esperándome.

-Buenos días preciosa.
-Hola-dije un poco seca.
-¿Ocurre algo?
-No, es que no he dormido bien, vámonos.
No tardamos en llegar al instituto, y nos separamos cada uno hacia su clase.
-No puede ser, ¡no has llegado tarde!-dijo Esther.
-Qué graciosilla-le contesté sonriendo.
También estaba allí Eli, sentada detrás de nuestro pupitre.
La primera clase fue de matemáticas, que se me pasó volando ya que yo en matemáticas desconecto. En el cambio de clase me encontré con Xiza, que me dijo que fuera a la cafetería a tercera hora. No habría problema, pues a ésa hora había Educación Física y yo no estaba como para hacer dicha asignatura.
La segunda hora era lengua, que se me hizo un poco larga. A tercera hora, yo fui hacia la cafetería para encontrarme con Xiza. Esther y Eli sí que fueron a E.F.
-Hola-me dijo Xiza al entrar.
-Hola-dije con una sonrisa un poco forzada.
Yo con ella no me llevaba ni bien ni mal, pero si las dos poníamos de nuestra parte podríamos llevarnos muy bien.
-Sé que hasta ahora la relación ha sido difícil, pero creo que podemos llegar a ser buenas amigas.
-Sí, el tiempo dirá-le dije.
De repente se puso muy nerviosa, y le temblaba la voz.
-Tu coca-cola-dijo una voz que yo no reconocía.
Miré hacia arriba y había un chico alto, rubio con un piercing en el labio superior y otro en el inferior, y varios en la oreja. Tenía los ojos azules, y un cuerpo bastante admirable.
-Gracias-dije yo-es que no se encuentra muy bien.
-De nada, es un placer-dijo y se fue sonriendo.
-Tía, ¿qué te ha pasado?
-Ese es.
-¿Quién?
-¡El chico del que te hablé!
-Ah, ya entiendo.
-Se llama Dani, y tiene dieciocho años.
-¿Sabe él de tu existencia?-dije bromeando.
-Creo que no, no lo sé, aunque vengo a menudo.
-Pues ve y habla con él.
-Es que me da un poco de corte.
-Pues con vergüenza no se llega a ningún sitio.
-Ya lo sé… te prometo que mañana hablo con él, pero hoy no puedo…
-Vale, pero mañana sin falta.
-Que sí.
Estuvimos todo el rato hablando, hasta que sonó el timbre. En el recreo, estuvimos mucha gente.
Jonathan, Rafa, Esther, Cristina, Xiza, Eli, todos estaban allí. Aunque Rafa no estaba en el instituto, podía venir a vernos en el recreo. Cada uno a su bola, hablando todos con todos y sin tema principal. El recreo pasó muy rápido.
Las tres últimas clases pasaron muy lentas, pero por fin pitó y volví a casa con Eli.

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