jueves, 29 de julio de 2010

Cap.39 La razón.

Pues claro que reconocía esa voz, la que casi mata a mi pequeño David.
-¿Qué quieres?
-Tu silencio-dijo riéndose
-¿Mi silencio?-pregunté confusa.
-Sí, podemos hacer un trato, tu silencio a cambio de la razón por la que David quería el dinero.
-¿Lo sabes?
-Pues claro que sí, o te crees que vamos dando dinero por ahí sin saber para qué.
-Serás…
-Sí sí, soy muy cabrona y eso, pero ¿hay trato o no?-entonces se me ocurrió una idea.
-Pero tienes que decirme lo de David en persona.
-Yo te recojo en la fábrica e iremos a un sitio a solas, no vaya a ser que se te ocurra venir con alguien.
-Está bien, un momento-le di a guardar la conversación en grabaciones de voz y volví a hablar con ella-ya está, ¿para cuándo?
-Mañana a las seis.
-Vale, hasta entonces.
Colgué y llegaron mi madre y mi hermana. Pedro aún trabajaba, y llegaría más tarde.
-¡Selena! ¿No has ido al cole?
-No Eve, yo ya no voy al cole.
-¡Ala! Mamá yo estoy embarazada, no puedo ir al cole-dijo metiéndose un cojín debajo de la camiseta.
-Vale, pues esta tarde vas a pincharte con Selena-dijo guiñándome un ojo-y tendrás que trabajar limpiando cuartos de baño para pagar las cosas del bebé.
-¡No, no, no, no!-gritaba-¡mira mira, si es un cojín del sofá!-dijo sacándolo.
-Bueno, entonces ponte a hacer los deberes hasta que la comida esté hecha.
Yo subí a mi habitación y me puse un rato con el piano, pensando en qué hacer, si callar o hablar…
Decidí enviarle un correo a Lulú, que en cuanto llegara a casa me contestaría seguro.
Cuando terminé, cerré el portátil y bajé, pues ya había terminado mi madre la tortilla de patatas.
Comimos las tres, en silencio viendo la tele, Los Simpsons exactamente.
Cuando terminé, subí arriba, y como era de esperar Lulú me había contestado ya al correo.
“¡Sele!
¿TÚ ESTAS LOCA O QUÉ? ¡NI SE TE OCURRA! ¡TU ENSÉÑALE LA GRABACION A LA POLICÍA Y PUNTO! Tía que no estoy allí y te pasa de todo… :S
Bueno te tengo que dejar, ¡te quiero mucho! (LL)”
La verdad es que como eso no era lo que yo quería oír, fui en busca de Cristina.
Fui con la misma ropa de esa mañana, pues no tenía ganas de cambiarme.
Llegué, como siempre, en el autobús hasta la parada más cercana, y desde allí andando hasta la casa de Jonathan. Para asegurarme de que no me abría la puerta Jonathan, llamé a Cristina y le dije que saliera a la puerta.
-¿Qué pasa?
-Tía, tienes que ayudarme.
-¿Qué has hecho ya?
-Verás, es que…-se lo conté todo, y se quedó boquiabierta.
-¡¿Qué?! ¡Ésta vez no vas! ¿No querrás que se lo diga a Jonathan?
-Tranquila, tengo un plan-dije con una sonrisa pícara.
-Cuéntamelo, o no te creeré.
Entonces, salió Jonathan.
-Eh Selena, no sabía que vendrías.
-Te lo contaré en otro momento-le susurré a Cristina-sí, es que tenía ganas de veros.
Se acercó y me dio un beso.
-Yo os dejo solos-me dijo Cristina matándome con la mirada.
-Verás Jonathan, creo que tengo que contarte esto.
-¿Qué pasa?-dijo tocándome la barriga.
-No, no es eso. Es la chica rubia.
-¡¿Qué?! ¿Te ha vuelto a amenazar?
-No, me ha dicho que si le daba mi silencio, ella me diría la razón por la que David le pidió el dinero.
-¡No!
-Pero Jonathan, tengo un plan.
-No vas a ir Selena, te pongas como te pongas.
-Escúchame por favor.
-Habla.
-Tengo la conversación que tuve con ella guardada en el móvil, y dice cuándo y dónde hemos quedado. Si se la enseño a la policía, vendrían adonde yo he quedado con ella y la arrestarían.
¿Qué edad tiene?
-Diecinueve.
-Pues ya está.
-Pero yo estaré por allí cerca por si acaso.
-¡Claro!-le dije abrazándole.
-Oye, mañana por la mañana no tengo exámenes, si quieres podemos ir a algún sitio.
-No, es que tengo planes.
-¿Qué planes?
-No, que digo que tengo que limpiar.
-Ah bueno, entonces me voy.
No podía olvidarme de mi cita de mañana con la pequeña Jennifer.

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