jueves, 29 de julio de 2010

Cap.40 Camino a la comisaría.

Pasamos toda la tarde en casa de Jonathan, él estudiando y yo con el ordenador hablando con
Lulú. También fuimos a la comisaría para hablar con el agente y planearlo todo. Cené en casa de Jonathan con su familia, y luego me acompañó a casa. Allí volví a conectarme y estuve hablando con Xiza por el Tuenti.
Xiza: tía ¿estás segura de lo q vas a hacer?
Yo: que sí que eres tonta, si todo va a salir bien.
Xiza: pues que valiente eres, yo no sería capaz
Yo: es que de verdad, necesito saber para qué quería David el dinero…
Xiza: bueno, yo iré con Cristina que no soportaría que te pasara nada :)
Yo: =D
Xiza: bueno, tengo que irme, ¡he quedado con Dani para dar una vuelta!! =D
Yo: Ay, ¡gachona!
Xiza: dijo que lo llamaste tú, ¡muchas gracias tía!
Yo: nada, nada, jaja ¡¡ya me contarás!! ¡Un beso!
Se desconectó y yo hice lo mismo, pues tenía sueño, así que puse el despertador a las nueve y media y me acosté.
Por la mañana me levanté como siempre, con el horrible sonido de mi despertador. Me levanté y me duché. Me puse un vestido ancho, pues estaba gordísima. Me peiné y bajé a desayunar.
Mi madre ya se había ido, y Eve y Pedro también. Me hice un vaso de leche con cola-cao y una tostada de mantequilla con mermelada de fresa, y me la comí viendo la televisión como el día anterior. A la misma hora que ayer, saqué a mi perro a pasear, pero cerca de mi casa.
Cuando hizo sus necesidades, entré y dejé al perro, cogí dinero y fui a una tienda de chucherías para Jennifer.
-Buenos días, ¿qué desea?-me dijo amablemente la dependienta viendo que no me decidía.
-Es que hay muchas-respondí sonriendo.
-Bueno, es según tu gusto, pueden ser duros, blandos, con azúcar...
-Es que no son para mí, son para... mi sobrina-no iba a decirle que eran para una niña de un orfanato que no conocía de nada, igual sonaba un poco raro.
-Pues si quieres, le echamos un poco de todo.
-Genial-dije sonriendo.
Le echamos muchas cosas, dos o tres euros. Había gominolas, paquetes, chocolatinas.... a la pequeña Jennifer le iba a encantar. Salí de allí dándole las gracias a la dependienta y me fui hacia el orfanato, pues era casi la hora. No tardé mucho y llegué a la misma valla adonde había hablado el día anterior con Jennifer y donde también estaba hoy.
-Hola guapa.
-Hola Selena.
-¿Cómo estás?
-Bien.
-Te he traído un regalito.
-¿A mí?
-Sí, toma-le dije y le di la bolsita.
-¡Te has acordado!-gritó contenta.
-Claro que sí. Pero no te las comas todas del tirón, eh, y compártelas con tus amigos.
-Yo no tengo ningún amigo.
-¿Por qué? Pero si aquí hay muchos niños.
-Es que no me creen cuando digo que mi mamá va a venir a buscarme pero yo sé que sí.
-No te preocupes, yo puedo ser tu amiga si quieres.
-¡Sí!-volvió a gritar contenta-¿vas a volver a venir a verme?
-Claro, vendré todos los días.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo-le dije sonriendo
-¡Venga chicos, para dentro!
-Jenny, ¿quién es?
-La profe.
-Pues tienes que ir.
-Pero me quiero quedar contigo-dijo ahora más triste.
-Venga Jennifer, vamos para dentro.
-Pero es que estoy con mi amiga-dijo señalándome.
-Eh, hola, soy Selena.
-¿Qué haces aquí?
-Sólo hablaba con Jennifer.
-Pero dice que sois amigas.
-Vengo todos los días a verla.
-¿Qué edad tienes?
-Dieciséis años.
-Ah, vale.
-¿Por qué?
-No, por saberlo. Oye, que si quieres mañana en vez de estar aquí fuera, entras y puedes estar con Jennifer.
-¿En serio? ¿Vendrás?-gritó ilusionada.
-Claro, muchas gracias-no sé quién tenía más ilusión, si la niña o yo.
-Pues hasta mañana, ahora Jennifer tiene clase.
-Claro, pues hasta mañana Jenny.
-¡Adiós Selena! ¡Gracias!
Jenny se metió adentro y yo me fui hacia la casa de Jonathan, ya que todavía quedaba tiempo para la hora de comer. Me abrió la puerta Sara, la madre de Jonathan.
-Hola preciosa.
-Hola Sara.
-¿Cómo va el embarazo?
-Muy bien, todos me ayudan mucho.
-¿Para cuándo sales de cuentas?
-Para finales de junio.
-Qué bien, aunque eso de ser abuela tan joven...-dijo sonriendo.
-Vas a ser la envidia de las abuelas.
-Eso está bien-las dos nos reímos-sube, que Jonathan está en su habitación.
Subí arriba y me encontré con Cristina por el camino.
-¿Qué haces mona?
-Vengo a ver a tu hermano.
-Está en su cuarto.
-Sí, me lo ha dicho tu madre. ¿Y tú dónde vas?
-Pues a dar una vuelta.
-Cristina, o te pones las pilas y vas al instituto o el módulo no te servirá de nada.
-Es que no hay ganas de ir.
-Allá tú, lo digo por tu bien. Oye, ¿por qué en un principio no aceptabas lo del embarazo?
-Pues porque eres muy joven.
-Hay muchas madres jóvenes.
-Pero se pasa muy mal, cuando no tienes dinero, ninguna ayuda...
-Pero yo tengo de las dos cosas, además, ¿cómo sabes tú eso?
-Pues porque sí Selena-dijo mirando hacia otro lado.
Sabía que no iba a contármelo, al menos por ahora.
-Bueno, me voy a ver a tu hermano.
-¡Adiós guapa!
Entré en el cuarto y él me miró.
-¡Hola feo! ¿Qué haces?
-¿Qué haces aquí? ¿No tenías que limpiar?
-He terminado pronto y quería verte. ¿Qué hora es?
-La una y media-últimamente el tiempo se me pasaba volando.
-Esta tarde te llevo yo a la fábrica.
-No, yo tengo que ir a la comisaría, van a ponerme un micrófono o algo así.
-Pues yo voy con esta gente.
-Vale, me parece bien.
-¿Estás segura? Yo no me fío de ella.
-No te preocupes. Bueno, yo me voy para mi casa.
-Espera, que te llevo.
Nos fuimos para mi casa y se quedó allí a comer. Después nos subimos a mi habitación.
-¿A qué hora es?
-Tengo que estar en la comisaría a las cuatro y media, y en la fábrica a las seis.
-¿Qué hora es?
-Las tres y media, así que voy a ducharme.
-No tardes.
Fui a ducharme y me puse una camiseta ancha y unos pantalones "cagados". Cuando entré en el cuarto Jonathan estaba en el ordenador.
-¿Qué haces?
-Hablar con Rafa para que valla también.
-Vámonos anda.
-Pero si son las cuatro y diez.
-Sabes que la comisaría está lejillos.
-Bueno, pues coge el casco y vámonos.
Cogí el casco, bajamos y fuimos al salón para decirle a mi madre que nos íbamos.
-¿Dónde vais tan temprano?
-A su casa, a estudiar-respondí yo.
-Vale, estudiad mucho.
-Te quiero mamá.
-Y yo cielo.
Salimos y nos montamos en la moto, camino a la comisaría.

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